Exosomas en estética: El avance que promete renovar la piel y plantea desafíos regulatorios
Convertidos en la nueva promesa de la estética, los exosomas generan entusiasmo y también preguntas: aclarar su origen y contar con una regulación clara y transparente es fundamental para garantizar su seguridad y eficacia en el uso clínico.
Santiago, mayo de 2025. Hoy, más que nunca, envejecer con naturalidad, de manera sana y confiable se ha vuelto una aspiración común. Ya no se trata de esconder los años, sino de vivirlos con una piel que refleje bienestar. Por eso no sorprende que el mundo de la estética esté cada vez más ligado a la ciencia: la necesidad de mayor seguridad, regulación e investigación ha impulsado esta conexión. Entre las últimas innovaciones que han causado furor, los exosomas se llevan el protagonismo: diminutas estructuras que liberan las células para comunicarse entre sí, y que hoy están siendo utilizadas para rejuvenecer la piel y reparar tejidos.
¿Exo.. qué? Un boom que trae desafíos
En los últimos años, la medicina estética ha incorporado cada vez más avances científicos que antes parecían exclusivos de laboratorios o centros de investigación. Aunque suene complejo, el concepto de exosomas es más simple de lo que suena: son micro vesículas que transportan señales biológicas que activan procesos de regeneración. En estética, esto se traduce en productos que mejoran la textura y elasticidad de la piel, estimulando la producción de colágeno y suavizando líneas de expresión. ¿El resultado? Una piel más luminosa, firme y revitalizada, sin bisturí.
El potencial de estos tratamientos no tardó en volverse viral; en redes sociales abundan testimonios, influencers y clínicas que promocionan a los exosomas como “el secreto mejor guardado” para rejuvenecer. Estos exosomas han encontrado una aplicación pionera debido a la posibilidad de su uso superficial y en la actualidad su uso está autorizado únicamente a nivel tópico y no deben ser inyectados, son productos cosméticos que se aplican de una forma no invasiva, ideal para quienes buscan resultados visibles sin cirugías.
Sin embargo, detrás del boom, también hay interrogantes importantes. En Chile, el Instituto de Salud Pública (ISP) no ha emitido una aprobación formal ni registro sanitario para el uso comercial de exosomas derivados de células humanas en el campo de la medicina estética. Aunque el organismo reconoce el potencial de esta tecnología, actualmente no existe una regulación específica que norme su aplicación en clínicas o centros de estética.
“Uno de los principales problemas es que el término exosomas no está regulado. Cualquier marca puede utilizarlo sin necesidad de demostrar que su producto contiene realmente estas vesículas extracelulares, que representan apenas el 0,5% del medio de cultivo celular. En la mayoría de los casos, lo que se comercializa como exosomas son simplemente cosméticos que contienen medio condicionado no purificado, sin garantizar la presencia efectiva ni la caracterización del principio activo. A esta falta de definición clara como ingrediente, se suma la ausencia de trazabilidad en el origen, el proceso de obtención y la caracterización del contenido, especialmente en formulaciones de origen humano o animal. Esto puede implicar riesgos como la transmisión de agentes infecciosos o la aparición de respuestas inmunológicas adversas. Por eso es urgente avanzar hacia una regulación clara, basada en evidencia científica y orientada a proteger la seguridad e integridad de los pacientes”, explica Iolanda Moreira, PhD en Ingeniería para la Salud y fundadora de Pronaturae, empresa especializada en distribución dermatológica.
Origen vegetal, alternativa segura
Frente a un escenario aún en desarrollo, surgen opciones que buscan combinar eficacia con mayor seguridad. Libres de componentes humanos o animales, los exosomas vegetales se posicionan como una alternativa más segura, sustentable y con gran potencial regenerativo, además están autorizados por autoridades sanitarias en diversas partes del mundo, incluyendo Europa, donde está prohibido el uso de ingredientes cosméticos de origen humano. Por eso, cada vez más profesionales están apostando por su uso en tratamientos dermatológicos avanzados, con formulaciones respaldadas por estudios y procesos trazables.
Estos exosomas de origen vegetal logran tener la misma función regenerativa de los de origen humano, pero se obtienen de células madre de plantas. La firma surcoreana ExoCoBio fue la pionera en desarrollar una tecnología para extraer y purificar exosomas desde células madre de Rosa Damascena, una especie de rosa reconocida por sus propiedades regenerativas. Esta tecnología denominada ExoSCRT esta presente en productos, como ASCEplus, distribuidos por Pronaturae en Chile, ya están presentes en tratamientos faciales y capilares en la principales clínicas chilenas de dermatología y estética con resultados prometedores. “Los resultados con exosomas purificados de células madre de rosa han sido realmente notables. Observamos una mejora visible en la luminosidad, firmeza y textura de la piel, y los pacientes están muy satisfechos con los cambios que perciben tras pocas sesiones”, afirma la Dra. Claudia Piper, dermatóloga especialista en medicina estética.
Y es que si bien la medicina estética avanza a pasos agigantados, eso no significa que debamos seguir cada tendencia sin cuestionamientos. Antes de someterte a un procedimiento con exosomas, consulta con un dermatólogo certificado, revisa el etiquetado del producto, asegúrate de que indique su origen y composición, y desconfía si no hay trazabilidad o respaldo científico visible. Leer los ingredientes y entender qué estás aplicando en tu piel no es un detalle menor: muchas veces ahí está la clave no solo para evitar efectos adversos, sino también para no caer en engaños y asegurarte de que realmente estás comprando lo que se promete.